22 mujeres de la FCF nos contaron…
Juana Zuleta Betancur / juana.zuleta@udea.edu.co
8 de marzo de 2025.
Los testimonios a continuación pertenecen a 22 mujeres de la Facultad de comunicaciones y Filología que participaron en una encuesta anónima sobre los micromachismos que han vivido en la Facultad por parte de compañeros, colegas, profesores o alumnos.
El espacio para contar estas experiencias personales de estudiantes, profesoras, empleadas administrativas y empleadas de oficios generales decía lo siguiente:

Pantallazo de la opción abierta en la encuesta sobre los micromachismos en la Facultad de Comunicaciones y Filología.
A partir de las indicaciones mencionadas, nos contaron los siguientes testimonios:
- Lo más frecuente es en la participación en clase, porque a veces en mis aportes los profesores no toman mis ideas en cuenta y las de mis compañeros hombres que dicen algo similar a lo que yo dije, sí son valoradas.
- En clase, un compañero comentó y descalificó completamente mi proyecto de investigación, dando a entender que era una bobada, que no valía la pena investigar, y siendo condescendiente en su forma de hablar.
En otras clases he sido testigo de cómo ciertos hombres se apoderaban de la palabra durante las discusiones, llegando a interrumpirme a mí o a mis compañeras mientras hablábamos, o subiendo el volumen de la voz cuando un argumento les desagradaba. Hubo una clase específica en que sentíamos que el profesor no solo no ponía orden ante esa situación, sino que además respaldaba las conductas de esos compañeros.
En otra ocasión, ese mismo profesor menospreció a dos compañeras que cuestionaron su forma de dar clase diciéndoles "a ver, ¿dónde tienen ustedes el doctorado?".
En otra clase diferente, hubo un compañero que se refirió a los autores que figuraban en una bibliografía como hombres porque, según él, era obvio que todos debían serlo. En esta ocasión, sí hubo intervención por parte del profesor de la materia.
Por otra parte, hubo otro profesor que se dedicó a coquetearme en clase y a aprovechar los espacios en que me encontraba sola para acercarse a hablarme con otras intenciones.
- En una clase, se leyó un expediente sobre una violación, con lenguaje bastante explícito. Le sugerí al profesor que, la próxima vez que se fuera a leer un expediente de este tipo, se hiciera una especie de "aviso" para permitir que las personas se preparan psicológicamente antes de escuchar un tema tan delicado. El profesor, de manera bastante condescendiente, me dijo que era necesario aprender a ser profesionales, y que yo no me podía dejar afectar de esas cosas. En un punto, insinuó que como yo era mujer y no veía películas de acción por eso la lectura sobre violencia me afectaba más. En ningún momento sugerí que los expedientes no se leyeran, solo que se les permitiera a las personas prepararse mentalmente, sobre todo en un país donde hay tanta violencia sexual y donde no sabemos qué compañerx pudo haber sido víctima de violencia sexual. El profesor nunca volvió a pensar en su comentario, mientras que yo, 3 años después, sigo pensando en la forma en la que me dijo que tener empatía era falta de profesionalismo.
- Paradójicamente, hace un tiempo sentí micromachismos desde una profesora mujer líder, en una reunión de un pregrado, en la que ella le daba la palabra más fácilmente a los hombres, hasta que tocó decirle que "otrAs" estábamos pidiendo la palabra. No creo que haya sido adrede, sino tal vez fruto de creencias inconscientes y normalizadas del valor de la palabra de los hombres. En este mismo sentido, aclaro que la respuesta que marqué arriba se refiere a una mujer, no a un hombre. Más que de parte de los hombres, he percibido falta de sororidad femenina de la misma persona referida al inicio de este párrafo y resistencia al reconocimiento de aportes e iniciativas. El machismo también lo practicamos las mujeres, no solo los hombres.
- Cuando era novia de un compañero de clase, un profesor me dijo, delante de mis compañeros, mientras trabajábamos a modo de taller, que yo tenía que cuidar y ayudar a mi pareja para que le fuera bien académicamente. También un profesor cambió su forma de dirigirse a mí y su forma de calificarme después de que conseguí pareja.
- La exigencia académica por parte de los profes hombres genera admiración, la de mis colegas mujeres, miedo. Siento que, en general, mis estudiantes esperan de nosotras las mujeres un trato «maternal».
- Mis colegas hombres minimizan la experiencia y trayectoria académica de mis colegas mujeres. Exaltan la de sus colegas hombres. En múltiples ocasiones, cuando expongo mis ideas y puntos de vista en reuniones, mis colegas hombres atribuyen mis intervenciones a otros colegas hombres. Es como si nuestra voz no se validara o no contara.
- Como docente mujer, he sentido en repetidas ocasiones que las y los estudiantes validan más los aportes, opiniones, consejos y respuestas de los docentes hombres. Exaltan de manera exagerada a los docentes hombres, desconociendo las habilidades, experiencia y capacidades de sus docentes mujeres.
- No he sido víctima de micromachismos en la Facultad de Comunicaciones y Filología, únicamente en una ocasión: en el Consejo Académico, donde acudí con tres colegas a hacer la presentación de un proyecto de la Facultad. La presentación la llevó a cabo un coordinador del proyecto, y a su lado nos colocamos dos colegas mujeres y yo, y el rector hizo un comentario machista y fuera de lugar sobre el físico de las profesoras de la Facultad de Comunicaciones, el cual fue respondido con risitas y aceptación. Me sentí muy incómoda.
- Con frecuencia, los colegas docentes toman las ideas expuestas por las docentes en reuniones o actividades y las repiten con otras palabras, atribuyéndose toda la autoría e incluso dando por concluido el tema con su intervención, asumiendo que ellos tienen la última palabra y nadie más debe aportar.
- Por piropos, insinuaciones y comentarios sexuales.
- Tuve varios docentes que se sintieron con la potestad de hablar sobre el feminismo desde un papel de "educadores", con información proporcionada por hombres y que no abarcaba en lo absoluto el movimiento. Por otro lado, fui testigo de cómo los hombres no debían esforzarse tanto al momento de hacer entregas o algo, y que su mal comportamiento en clase era aplaudido, pasaba desapercibido, cosa que no era igual hacia las mujeres estudiantes. Por ejemplo, llegar tarde a clases, hacer bulla de una forma exagerada en las jornadas, los aportes en clase, etc. Y finalmente, está el hecho de que cuando se ha cuestionado porque no hacen referencia a insumos académicos hechos por mujeres, solamente contestan que no existen o que no es necesario porque lo importante es el conocimiento.
- En una ocasión, un compañero elevó una queja al comité de género sin mi autorización, seguramente, pensando que necesitaba que un hombre fuera "mi salvador". El mismo compañero cuestionó mi criterio en un equipo editorial.
- Cuando doy opiniones en clase he notado que se toman como algo muy básico, pero si lo dice un hombre lo ven muy inteligente.
- En alguna reunión del profesorado, por ser la única mujer, era caso obvio para ellos que asumiera la secretaría de la reunión.
- Yo estando en séptimo semestre, una vez tuve que realizar una actividad con un compañero y, en vez de comenzar a tomar decisiones sobre lo que debíamos hacer, él comenzó a explicarme cosas básicas que ya habíamos visto en otras materias semestres atrás, o en la misma materia que estábamos viendo, lo que es conocido como "mansplaining". Cabe aclarar que el compañero no iba a clase y se sentía superior por haber tenido que ver la materia 3 veces debido a que la perdió por no asistir a clase.
- En una ocasión le dije a un "profesor" de la Facultad que no era ético tener relaciones más allá de las académicas con las estudiantes. Y el muy machirulo me dijo que ese era un asunto de la vida privada de cada docente, que no había afectación si las estudiantes ya tenían 18 años, y que nadie debía interferir en las decisiones de los vínculos no académicos que se forman entre docentes y estudiantes.
- Diría que la mayoría de estas situaciones se dan en la cotidianidad, muchos se dan incluso a modo de "chiste", cuando para nosotras resultan ser incómodos o violentos.
- En los espacios académicos ha sido usual que los hombres tomen la vocería y se queden con la palabra, no den suficiente espacio para las intervenciones de mujeres o no lo den de plano.
- Cuando estaba embarazada un profesor me dijo que recordara que podía abortar, como si supiera algo de mi vida, cuando estuve esperando ese embarazo por ocho años.
- Los profesores son exaltados por ser hombres, y cualquier acción suya se admira, mientras que a las profesoras, aún demostrando igual o mayor capacidad, solo se les ve como cuidadoras.
- Pasa mucho que cuando se dan aportes en clase por parte de mujeres algunos compañeros tienden a repetir exactamente lo mismo o formas repetidas de las ideas y, en ocasiones, reciben reconocimiento por ello. También me pasó en una clase que era la única mujer y eso implicó una fijación notoria por parte del profesor hacia mí, e incluso percibí gestos y acciones que no tenía con mis compañeros, como apoyarse en mi silla por detrás e invadir mi espacio personal.
Encuentra aquí el informe completo sobre los resultados de la encuesta realizada y las estrategias que ha implementado el Comité de Género y Coordinación de Bienestar de la FCF para la sensibilización y eliminación de las Violencias Basadas en Género, de las que hacen parte los micromachismos.